Adelanto que hoy este post va de política...
Llevo días dandole vueltas en mi cabeza a este post, pero no me decidía a escribirlo; sin embargo, desde anoche no dejo de pensar en ello, lo cual quiere decir que si no lo escribo.... exploto. Y como este es mi blog y en mi blog escribo lo que yo quiera, pues alla va.
Por un lado me encuentro indignada por la nueva ley que nuestro adoradísimo gobierno nos quiere imponer, la Ley 30 de educación superior en la cual, bajo la excusa de ampliar la cobertura nos quieren vender el cuento de que es necesaria la inversión privada para que la educación pública llegue a más gente, y no... no estoy de acuerdo porque sinceramente creo que ese 40% de cubrimiento que se desea ampliar es muy fácil de lograr si usamos los impuestos, que todos los ciudadanos de bien pagamos, para lo que realmente deben ser.
Me explico, en vez de gastar los impuestos en las dos pobres camioneticas que tiene cada uno de nuestros queridos padres de la patria (llamense senadores o representantes a la camara) o en pagarles la gasolina de las mismas, que a los pobres los 25 salarios mínimos que ganan, no les alcanza; gastemos ese dinerito en mayor infraestructura para nuestras universidades, en profesores de planta mejor pagos, en mayores cupos para los jovenes que realmente lo necesitan y quieren estudiar. Pero no, como vamos a bajarlos de su estilo de vida, como vamos a gastar la platica de los carruseles de la contratación en educación.
Por todo esto, me siento indignada con el gobierno que nosotros mismos escogimos, porque se les olvidó que la educación es un derecho, no un servicio; porque quieren seguir teniendonos analfabetos para poder seguir controlandonos y haciendo con nuestro país lo que les venga en gana.
Por otro lado, tambien me siento orgullosa... orgullosa de nuestros estudiantes que decidieron tomar acciones y no sólo aceptar lo que se venía, que con marchas, mesas de discusión, asambleas y un cese de las actividades han logrado que el gobierno se eche para atrás con esta Ley. Pero de lo que más orgullosa me siento es que ha sido en paz, sin dañar nada ni a nadie, dandose besos y abrazando a los de la fuerza pública, como debe ser: "acción sin violencia".
Me siento feliz de saber que nuestros jovenes piensan distinto, que no se dejan engañar y que saben luchar por lo que les corresponde, que ni con amenazas dejan de decir lo que piensan y exigir sus derechos. Estas son las acciones que deben ser replicadas, este es el país en el que quiero vivir... ojalá, porque talvez algún día el sueño de vivir sin corrupción sea una realidad.